domingo, 25 de enero de 2009

UNA TRAVESÍA DE TERROR


Mis manos sujetan con fuerza mis parietales frente al espejo, tratando de que mis cabellos recién cortados, exageradamente cortados, se queden quietos. Es inútil. Lentamente empiezan a erectarse, como la entrepierna de un voyeur en el bulevar. ¡Maldito peluquero ebrio! Tenía que sabotearme justo hoy, que tengo que estar frente a personas que no conozco.

Mis ojos se clavan cada tres segundos en el reloj, como si aquello pudiera calmar las mariposas de mi estómago. Casi es hora. ¿Me cepillé los dientes? ¿Me puse colonia? ¿Quité el polvo de mis zapatos? Sí. No queda más que encender la moto y partir. Lástima. ¿Pero...es necesario ir? Las mariposas se convierten en abejorros asesinos.

Ahora voy por Huallaga, el tráfico de viernes desvía un poco mi atención y calma mi ansiedad. Nada mejor que unas cabriolas para recordar que la vida es linda como para arruinarla con preocupaciones fútiles. Un insulto por aquí, la mirada adusta de un chofer por allá, y ya casi estoy en la casa azul.

La puerta gris intimidante, que le da la apariencia de un bunker urbano, me detiene. Está cerrada. Tal vez no haya nadie. Tal vez se postergó. Tal vez sea mejor dar la vuelta y regresar. Sí, eso debe ser. Quizá la lluvia de la mañana les enfrió el entusiasmo y estoy frente a una casa vacía, solitaria, maravillosa.

¡Pero si estuve tocando un buen rato y nadie me abrió! ¡Qué pena, para la próxima! Imagino la cara de Paco escuchándome, incrédulo.

No. Tengo que agotar las posibilidades. Decido tocar brevemente, calladamente, como el susurro del viento en una noche de luna. Ya ves, no hay nadie. Los segundos pasan, mi corazón galopante se vuelve un motor compulsivo y desbocado.

¿Y si fuera cierto? ¿Y si en verdad no hubiera nadie en la pequeña fortaleza? Tal vez, y sólo tal vez, podría regresar con la conciencia tranquila. Las disculpas serían para mí.

Mejor animado, decido tocar más fuerte, como se deben tocar esas puertas frías, austeras y hechas de placas de metal anti-intrusos. El eco de mis golpes es atronador.

La puerta se abre y una ráfaga de viento frío empieza a recorrer mi espalda, desde la zona lumbar hasta la nuca. Pongo mi mejor cara y pregunto por Paco. ¿Cuál es tu nombre? Pasa. Sonrío levemente y me dejo engullir por la casona.

Mi guía me conduce a través de un pasillo largo y poco iluminado. A mi derecha, las habitaciones derraman su luz, llenas de hombres y computadoras. Algunas puertas se cierran al oir nuestros pasos, como si castigaran mi curiosidad. Al final del túnel, una puerta entornada me permite vislumbrar el intimidante auditorio. Paco es el primero en recibirme.

Lo que recuerdo después son minutos en los que pierdo toda concentración, porque estoy más pendiente del control de mi ansiedad que de mis respuestas. Sólo un blogger había llegado. ¡Bendita sea la impuntualidad loretana! Paco nos invitaba a conocernos mejor lanzándonos preguntas de opinión, y al instante reconocí que era un integrador por naturaleza, evitando de manera admirable los prolongados silencios que podrían generar incomodidad.

Me senté adelante, y no quise mirar atrás. No vaya a ser que haya más personas de las que imaginé. ¿Hablar de mi experiencia como blogger? ¿Qué podría decir a sus alumnos? Soy casi tan ignorante como ellos en el tema. Mi blog es austero, sin links, sin twitter, sin publicidad, sin nada. Solo yo y mis temores recreados en personajes fríos, plasmados en relatos desencantados, difusos, atemporales.

Me invitan a pasar al frente y dar la cara al público. Parece que sólo seremos dos. De todas formas el tabladillo no da para más. Mis dedos índice y pulgar se frotan entre sí. No había mesa. Pensé que habría una mesa para esconder mis piernas agitándose con rapidez. Ahora tengo que estar quieto como el mármol.

Paco empieza con las descripciones y los elogios de rigor, que juzgué excesivos y ruborizantes. Me toca decir algo, y sólo puedo decir la verdad. Aunque suene aburrida: Tuve un blog porque podía. Porque una vez me animé a hacer clic en CREAR UN BLOG, luego de que esta frase taladrara mi mente día y noche. En conclusión: tengo un blog porque es imposible no hacer caso a esa frasecita. Ningún amigo me invitó, ningún conocido me enseñó para qué servía. Solamente quería publicar como lo hacían otros, gratis, sin coimas, sin contactos, sin ruegos a los editores, sin tocar puertas que no se abrirán. Aunque no ganara nada. Era todo lo que tenía que decir. El resto es palabrería, anécdota, rodeos destinados a colorear una experiencia gris.

Dos bloggers más llegan a la cita, los oigo con atención, dicen cosas interesantes, pero el público está apático, casi muerto. ¿Tendremos la culpa? No lo creo. Supongo que es normal. Un fotógrafo se pasea disparando flashes. Espero que hayan sacado mi mejor ángulo. (después descubrí que en realidad no tengo un mejor ángulo). A través de la puerta posterior trato de averiguar si ya es de noche. Lo es. Estoy más tranquilo.

Aplausos finales, mi corazón vuelve a su sitio. Paco pone en mis manos un regalo inesperado: su último libro (con dedicatoria, por favor). La ansiedad se convierte de repente en entusiasmo. Saludos, nuevas presentaciones, le pregunto a Paco quién es Franz Max, el único que me deja comentarios. Curiosidades imperdonables. Emovi también se acerca, pensé que vivía en Lima. Una rueda improvisada nos permite hablar de proyectos futuros, de reuniones imprecisas, de intenciones que tal vez no se concretarán. Me separo del grupo y me acerco a Dorian. Tengo curiosidad por ver sus cortos. Lastima. No los vende. Pero me invita a quedarme a escuchar su clase.

En medio de tanta gente me doy cuenta que no me despedí de Luza, ni de Isaac, los busco pero es tarde. Lentamente, los alumnos del taller de cine van ocupando el auditorio. La rueda debe terminar. Acepto la invitación de Dorian y me mimetizo entre el alumnado. No más ojos sobre mí. Estoy más tranquilo. Ahora sé que todo pasó. Mañana, otros serán los que pasen al frente.

No me arrepiento de haber vencido mis estúpidos temores.

P.D. Para salvaguarda de la dignidad del autor, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

4 comentarios:

  1. q bueno q fuiste, me hubiera gustado recibir esa invitacion -y no ir- yo tampoco se quiens son la gentita q pasa x ak y postea, q bueno q los conocistes y q bueno q alguien nos lea je...

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  2. Asu que mal la pasaste!!, tambien me hubiera gustado ir!! mas no puedo develar mi identidad .
    asi que caballero nomas

    Saludos

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  3. escribes mejor de lo k hablas, pero como una ves dijiste en tu blog, mejor el chicharron k el chancho, tu blog me parecio interesante sobre todo por k pensaba (e ahi mi egoismo) k era el unico k escribia historias!! lo k dijiste fue sincero, al principio escribias muy largo!! con decirte k leia tus post hasta en tres veces!! para poder terminar de leerlo!! has mejorado mucho muchisisimo! mis mas sinceras felicitaciones! (creo k ami me falta un shuntaso todavia) pero eres muy callado, esperaba k seas mas hablador!! pero tu mirada no se lo k expresabaa si kerias dar un beso al k estaba tu lado o kerias asesinarlo, (en las fotos k te tome sales asi, ya te pasare las fotos) pero me parecio muy buena el hecho de conocerlos, sobre todo por k los leo, a todos los k estaban!!

    saludos

    nos estamos leyendo!

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  4. José: Estos conversatorios son buenos para conocernos y no andar desperdigados.

    Chévere: Hubieras ido como un espectador, sin "develar" tu identidad. Para la próxima Mr. Clark Kent.

    Franz:
    1. Todos los que me conocen dicen que soy seco. Por eso prefiero que me lean.

    2. No te falta un "shuntaso", tienes tres o cuatro historias que me sorprenden, además lo importante es que hayan más narradores loretanos.

    3. ¿Si quería dar un beso o asesinar? Que buena. Paz y amor brother.

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