martes, 29 de julio de 2008

Y amarlo pude...



¡ Y amarlo pude ! Mi bien querido
se abría apenas soñadora el alma
mi pobre corazón perdió su calma
desde el fatal instante en que lo hallé
Sus palabras sonaron en mi oído
como música ardiente y deliciosa
subió a mi rostro el tinte de la rosa
y como la hoja en el árbol, vacilé.

En mis sueños, su imagen me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada
mil veces me di cuenta que asomaba
a mi boca un suspiro abrasador
¡y era él quien lo arrancaba de mi pecho!
él, la fascinación de mis sentidos
el ideal de mis sueños más queridos
mi primero, mi más ferviente amor.

Si no viene, hasta el campo delicioso
en vez de flores me dará despojos
sin él serán sombríos a mis ojos
los rayos suaves del sol de abril
Yo vivía de su vida apasionada
era el centro de mi alma el amor suyo
era mi inspiración, era mi orgullo
¿por qué tan pronto se olvidó de mí?

No es mío ya su amor que desfallece
sus caricias son tan frías como el hielo
y es mentira su fe, finge desvelo
ya no me engañará con su ficción
¡ Y amarlo pude, delirante, loca !
¡No! Mi orgullo podrá más que sus maltratos
y si a olvidar no alcanzas al ingrato
te arrancaré del pecho, maldito corazón.

- Dolores Veintemilla -
Adaptado para este blog


Dolores Veintemilla nació en Ecuador en 1829. Se casó muy joven con un doctor colombiano, cuyas continuas infidelidades la sumieron en una profunda depresión. El 23 de mayo de 1857, tomó un poco de cianuro del maletín de su esposo y se suicidó. Tenía 28 años.


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