miércoles, 12 de octubre de 2011

Cómo duele olvidar



Desde que terminé con ella mi vida es una vorágine, y todo lo que he hecho ha sido para tratar de olvidarla.
Si leo una novela es para tratar de olvidarla.
Si veo  televisión es para tratar de olvidarla.
Si escribo es para tratar de olvidarla.
Si duermo es para tratar de olvidarla.
Si estudio la lección es para tratar de olvidarla.
No pensar en ella es mi propósito, es como atravesar un túnel de fuego, las paredes te queman la piel, pero sabes que hay un final, y solo queda soportarlo.
¿Cuándo acabará este dolor?
A veces, en la oficina, me siento frente al monitor y pienso en ella. Los dedos me bailan para escribirle algo, pero me contengo. Bajo la vista y me concentro en mi trabajo. Si su recuerdo estuviera alojado en alguna parte del cerebro, sin duda alguna me destaparía el cráneo y lo sacaría con una pinza.
Cómo duele olvidar.
Solo cuando mis compañeros de trabajo me hablan, me doy cuenta que estoy vivo. Y ellos lo saben, por eso no han dejado de hablarme. Por eso quiero estar en la oficina el mayor tiempo posible, porque la soledad es una mala consejera. La soledad desespera, acusa, te hace sentir miserable;
Entonces nuevamente leo.
Nuevamente escribo.
Nuevamente duermo.
Nuevamente estudio.
Y el fuego del túnel se vuelve más abrasador.

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