domingo, 26 de abril de 2009

YO TERMINÉ LA UNIVERSIDAD (lero - lero)


-¿Qué es él?
-Un hombre, por supuesto.
-Sí, pero ¿qué hace?
-Vive y es un hombre.
-¡Oh, por supuesto! Pero debe trabajar. Tiene que tener una ocupación de alguna especie.
-¿Por qué?
-Porque obviamente no pertenece a las clases acomodadas.
-No lo sé. Pero tiene mucho tiempo. Y hace unas sillas muy bonitas.
-¡Ahí está entonces! Es ebanista.
-¡No, no!
-En todo caso, carpintero y ensamblador.
-No, en absoluto.
-Pero si tú lo dijiste.
-¿Qué dije yo?
-Que hacía sillas y que era carpintero y ebanista.
-Yo dije que hacía sillas pero no dije que fuera carpintero.
-Muy bien, entonces es un aficionado.
-¡Quizá! ¿Dirías tú que un tordo es un flautista profesional o un aficionado?
-Yo diría que es un pájaro simplemente.
-Y yo digo que es sólo un hombre.
-¡Está bien! Siempre te ha gustado hacer juegos de palabras.

- H.D. Lawrence -


Un título!!! Un título!!! Tengo un título!!! Ahora puedo decir que soy alguien. Ahora, cuando la sociedad ha hablado "a nombre de la Nación" y me ha llamado "Licenciado en Administración" puedo decir, al fin, que mi existencia tiene sentido.

Este es el día más feliz de mi vida. Gracias a mi madre por apoyarme, gracias a mi padre por decir que soy un bueno para nada (eso me alentó mucho). Gracias a mi perro Tobi que esperaba en la puerta a que llegara de clases todas las noches. Gracias a las excelentes e innumerables universidades con las que cuenta el Perú, que me han permitido escoger la más barata. Oh señores empresarios de la educación ¿qué harían los jóvenes desamparados de mi patria si no fuera por ustedes?

¿Por qué me miras así? Apuesto a que estás envidioso. Claro, seguro no eres nada, como dice mamá, o no has estudiado nada, que es lo mismo. O peor, tal vez estudiaste en un Instituto. No me mires por favor, no mereces ni eso. Sabes que no es igual. ¿Que tu instituto es uno de los mejores? ¿And? ¿Que el SENATI tiene mejores convenios laborales que la Universidad Particular de Cabo Suelto? ¿So what? ¿Que SENCICO tiene infraestructura más moderna? Por favor... Instituto aunque se vista de seda, instituto se queda.

¡Pregúntaselo a cualquiera! Di que estudias en un instituto y un padre no querrá que te acerques a su hija. Di que estás en la universidad, aunque sea en un corralón de dos por tres a punto de venirse abajo, y te tratarán como una luminaria.

Lo primero que haré será colgarlo en un marco de plata y ponerlo en la sala, tal vez arriba del televisor, así será inevitable que se fijen en él. Ya imagino la cara de mi tía cuando lo vea. ¿Y cuándo egresa Juanito? repetía cada vez que se encontraba con mi madre. Ahora pues, vieja oxigenada.

No extraño para nada mi universidad. Ya me tenían podrido sus salones sin enlucir, sus carpetas apolilladas y sus profesores mediocres. Me reventaba que sean puntuales para cobrar la pensión, que adelantaran cada ciclo el calendario de pagos, que inventaran cada vez nuevas formas de esquilmarnos; pero que no sean capaces de comprar por lo menos un buen proyector, o colocar ventanas en los salones para que la lluvia no nos deje como pollitos ahogados. En fin, ya estoy fuera de ese antro y lo único que importa es este pedazo de cartón precioso que tengo en mis manos. ¡Que viva el Perú!

Ahora buscaré un trabajo. Me mandaré a hacer unas tarjetas que digan bien grande: Lic. Juanito Labarte Amasifuen - Administrador de Empresas. No, Juanito no. Ahora soy Juan. Es cierto que no sé mucho de administrar empresas, mi paso por la universidad me ha dejado tan ignorante como cuando entré, y algunas cosas que me enseñaron están bien desfasadas. Nunca tuve vocación para esto y más bien me hubiera gustado vivir en el campo ¡pero qué importa! Este cartoncillo perfumado dice que puedo ganar más de dos mil quinientos soles al mes, según la escala remunerativa de la empresa privada.

Ahora saldré a la calle con más aplomo. Ya nadie podrá decirme ignorante. Podré opinar en las reuniones familiares y me escucharán como si fuera un pontífice. Si escribo un libro pondré en la contra-carátula "Juan Labarte estudió Administración en la universidad", aunque el libro trate de sexo. Y a donde sea que la vida me lleve me presentaré como licenciado, porque eso es lo que soy: LICENCIADO.

Hoy tuve mi primera entrevista laboral. ¿Por qué tanta gente, por Dios? No pensé que los administradores egresados de universidad fueran tantos. En fin. No creo que me haya ido mal. ¿La Universidad Particular de Cabo Suelto? - preguntó el jefe de personal - ¿Cuál de ellas? - La única, pues - ¿Dónde queda? - ¿Cómo que dónde queda? Pues ahí, al costado de la carretera, entre dos trapiches y una chingana.

Caray. Ya van tres meses y no consigo empleo. ¿Será que estoy buscando en los lugares equivocados? En la universidad me dijeron que ésta es una carrera de gran proyección, muy flexible y que te permite desempeñarte en diversas áreas de la actividad productiva. ¿Acaso estaban mintiendo? No lo creo. Mis compañeros tampoco consiguen empleo. Debe ser la crisis internacional. Por lo pronto tendré que posponer mi boda con Mariana, y mi maestría también. Mientras tanto, mi querida alma mater va arrojando profesionales a chorros a nuestro siempre bien aspectado mercado laboral ¡Adelante, muchachos, que el mundo es suyo!

Al fin, un trabajo. Bueno, más bien un cachuelo. Quinientos al mes no es mucho, pero ofrecieron promoverme a medida que la situación de la empresa mejore. Cualquier cosa es preferible a seguir repartiendo currículos otro año más. Al menos estoy mejor que muchos de mis compañeros egresados. Ayer vi a Rony trabajando de acomodador en el supermercado. Me dio un poco de pena, pero a pesar de todo destaca entre sus compañeros de trabajo por su porte, su lenguaje y sus ideas claras. Es lógico, pensé, él tiene un título y ellos no. ¡Jamás podrán ningunearlo!

Bueno, la promoción laboral nunca llegó, pero tampoco estoy en condiciones de renunciar. Ya tengo un hijo y Mariana no puede atender la bodega porque fue cesareada. Pobre, aún espera casarse de blanco. Estoy agradecido de seguir trabajando para mi empresa. La otra vez anunciaron recorte de personal, y todos los que queríamos conservar el puesto tuvimos que dedicarnos otros rubros. A mí me tocó la venta a domicilio. Ofrecía unas enciclopedias de puerta en puerta. Muchos no aguantaron el ritmo y renunciaron, pero Mariana estaba embarazada y no podía desampararla. Al principio la gente que me abría sus puertas me miraba desconfiada y con desprecio, pero cuando les decía que era Licenciado en Administración sus rostros se iluminaban, creo que de pena. Me da igual, si al final compran algo.

Ahora la estamos pasando mal. Me despidieron. Contrataron a unos cuadros técnicos para que se ocupen de tareas específicas. Además, no me ascendieron a jefe de cuadro por no tener maestría. ¿Pero cómo iba a pagar una maestría con quinientos soles al mes y una familia constituida? En fin, ya tuve mucho tiempo para recriminaciones. Felizmente la bodeguita no iba tan mal. La estoy implementando y creo que podremos salir a flote. Juancito ya tiene seis años y necesita entrar al colegio.

Mis vecinos han sido muy amables. A pesar de la competencia siempre prefieren consumir en mi bodega. Creo que me tratan con un respeto más acendrado que al resto. No es para menos. Puedo responder a sus preguntas y resolver sus conflictos con elocuencia y educación. ¡Estudié en la unversidad!

Los años pasan arando surcos en mi piel. Tengo cuarenta. Mariana aún es mi conviviente y Juancito es todo un hombre que acaba de terminar el colegio. Hoy me ha dicho que no quiere estudiar en la universidad y que quiere ser mecánico porque se estudia poco y se gana más. No puedo negar que tiene habilidades para eso. Mariana, quizá resentida por no poder darle la boda que le prometí, está de acuerdo en que sea lo que quiere ser. Yo he tratado de convencerle que la universidad es lo mejor para llegar alto en esta vida, pero su mirada de desconcierto me ha hecho sentir un hipócrita. No eres nada sin un título, hijo - y le señalo una vez más mi amarillento cartón enmarcado en plata ennegrecida que nos mira desde arriba del televisor. Mariana, furiosa, se interpone entre los dos y me grita ¿pero qué cosa te ha dado el título que no te haya dado nuestra bodega? ¿Plata?

No, prestigio - respondo en voz bajita - Es todo lo que necesitamos. Ahora limpia un poco la casa que hoy vendrán los de Carsa a llevarse la tele.

2 comentarios:

  1. k krudo! hay se me puso l piel de gallina, el madlito titulo, en la mnete impregnada! TIENES K TENER UN TITULO! y ke te dio ? , TANTO ESFUERZO! el mundo es de todos y de nadie! tanta mentira! tanta ilusion muerta con el golpe furioso de la realidad!

    saludos

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