domingo, 5 de abril de 2009

MAMI, HE VUELTO


Casi dos semanas fuera de aquí, desconectado en uno de los más variopintos pueblos del norte, disfrutando del sonido del mar y las caricias de un sol bastante distinto al nuestro, me descuidaron de mis deberes de blogger. Durante ese tiempo no tuve ganas de entrara a la red, menos de postear. Pido disculpas a los cinco o seis incondicionales que suelen visitarme.

Como acabo de llegar hace unas horas, encontré mi casa patas arriba y sospecho que tampoco tendré tiempo para escribir un relato. Así que les dejaré algo que escribí hace años, cuando un amigo de la universidad, enterado de mis aficiones, me pidió que comentara en su hi5 uno de sus artículos, que versaba sobre el amor y la imposibilidad de encontrar a la persona adecuada. Su texto era el siguiente:

Mujer sin rostro. ¿Se puede hablar sobre a quién querer? ¿Cómo saber si la persona a quien quieres es la indicada? ¿Cómo saber si a quien dejas ir o desprecias es en realidad la persona adecuada para ti por toda la vida? Es difícil estar en un punto en que el horizonte es oscuro y la persona que amas no mira en tu dirección. Quizá ésa es la puta verdad sobre el amor; al final creo que es conformarse a que ese amor no llegue nunca. Parece que nadie quiere a quien lo quiere. Estoy cansado de no encontrar respuesta, estoy cansado de no saber dónde estás o quién eres en realidad. ¿Cuál es la verdad sobre el amor? No quiero conformarme con no tenerte ¿o es que debo dejarte ir?... ¡Oh mujer sin rostro, cuándo llegarás!

Un poquitín desesperado mi amigo no? La verdad es que la estaba pasando mal. Era uno de esos días en que te levantas odiando al mundo. Esto fue lo que le respondí, vía e-mail:

Bueno Raúl, no te pude dejar un comentario en el hi5 porque hay que estar registrado para hacerlo, así que te lo dejo aquí. ¿Te hablé alguna vez de Nietzsche? El también estaba obsesionado por hallar una explicación a la manera en que el hombre entiende el amor.

¿Por qué el hombre moderno idealiza tanto el amor, hasta convertirlo en el más sublime de los sentimientos? Como todo buen pesimista, pensaba que el amor sólo era un conjunto de manifestaciones externas, reproducidas en un primer momento por la pasión, la atracción física, y luego por la costumbre. En un memorable párrafo de su libro 'Humano, demasiado humano' dice que no podemos prometer sentimientos, simplemente acciones. Cuando yo le digo a alguien 'te amaré toda la vida', lo que le estoy diciendo en realidad es: realizaré todas las acciones externas ligadas a la manifestación del amor (el beso en la mañana, el sexo de la tarde, el trato amable, la conversación cordial, el respeto), y aún cuando deje de amarte, continuarás recibiendo de mí las mismas atenciones en vista del compromiso asumido (el matrimonio, por ejemplo). De manera que, aunque el amor se haya acabado, la ilusión de su existencia perdurará a través de las acciones cotidianas que realizamos, aunque éstas ya no obedezcan a aquel sentimiento, sino a algo más práctico (la buena costumbre, el hogar constituido, la casa comprada, los hijos ¿quién se arriesgaría a dejar todo eso y empezar de nuevo?) Muchos hombres lo hacen, dirás tu. Pero te diré que no es cierto. La infidelidad masculina en esta ciudad (y probablemente en todas), no consiste en dejar a una mujer por otra, sino en tenerlas a ambas a la vez, de manera que si pierden con la joven amante, tienen un piso seguro donde caer. Como ves, no arriesgan nada.

Dos de tus preguntas son: ¿Se puede hablar sobre a quién querer? ¿Cómo saber si la persona a quien quieres es la indicada? ¿Cómo saber si a quien dejas ir o desprecias es en realidad la persona adecuada para ti por toda la vida?

Respuesta: No hay manera de saberlo. Y todas las recetas que escuches o leas en las novelas o poemas, en la tele o en la red, de nada servirán, porque cada ser humano es distinto y cada uno tiene sus propias carencias. Sí, mi amigo: llamamos verdadero amor a alguien que llena nuestras carencias, que suple nuestras miserias, que nos hace mejor persona de lo que somos, y esta definición, lejos de ensalzar al amor, lo convierte en el más egoísta de los sentimientos.

Un pequeño ejemplo, y para no andar citando el amor de viejos, tomemos el amor adolescente:

Un joven dice estar enamorado de su compañera de clases, una chica linda, juguetona y extrovertida. Cada noche se la imagina en sus brazos, escribe poemas, sueña con sus besos, etc. No hace otra cosa que hablar de lo maravilloso que es estar enamorado. Muy pronto se hace amigo de ella y un buen día le dice que quiere ser su media naranja. Ella lo acepta, si bien es cierto que con algún recelo. Entonces, desde el primer día empieza a tratar de imponerse: si era extrovertida, que no lo sea tanto; si era cariñosa con sus amigos, que por favor lo respete; si va a fiestas, que la tiene que acompañar; y cada vez que la llama al celular, lo primero que pregunta es ¿dónde estás?.

¿Te suena conocido? El chico simplemente quería que ella dejase de prestar atención a los demás y se la prestara a él. A cambio, estaba dispuesto a hacer lo mismo. En otras palabras, sabía que sólo siendo su enamorado podía exigirle ciertas cosas (como por ejemplo, las caricias), y no paró hasta conseguirlo. Y es que con el compromiso viene la exigencia de derechos de exclusividad. Entonces ¿El amor es egoísta o no?

¿Te has dado cuenta que siempre es la persona 'mas enamorada' de la relación la que constantemente está exigiendo nuevos compromisos? Si son enamorados, te hablará de noviazgo, si son novios, te exigirá matrimonio, si son casados, te exigirá hijos, y así... la persona 'enamorada' siempre está presionando a la otra para asumir nuevos compromisos que 'fortalezcan' esa unión. Entonces ¿El amor es egoísta o no?

No creo que exista la persona 'indicada' para alguien. Es como pensar que todos nacemos con un propósito definido, y no es así. Somos accidentales. Si algunos de nuestros padres no se hubieran pasado de copas aquella noche de repente ni siquiera estaríamos aquí. Thomas Jefferson dijo alguna vez que 'la ley puede garantizar todos los derechos, pero no el derecho a la felicidad, sino a la búsqueda de ella'. No hay nadie esperándote en algún lugar del mundo, con la cerradura exacta para tu llave. Pero el sólo hecho de pensar que ese alguien existe es lo que nos lleva a intentar una y mil relaciones, probando todos los candados hasta abrir la puerta de la felicidad, y aunque nunca la encontremos, al final habremos aprendido tanto que aquello no importará.

Quizá esa es la puta verdad sobre el amor; al final creo que es conformarse a que ese amor no llegue nunca.

No es conformarse, Raúl. Es simplemente descubrir la verdad. Cuando el niño de 5 años se da cuenta que nunca podrá volar como Superman no se está conformando, está madurando. Crecer es duro. Probablemente estés atormentado porque los años pasan y aún no has encontrado a la persona adecuada, pero esa mujer sin rostro no es una, sino miles, y tampoco 'son', sino que 'están siendo'. Tú no las escoges ni ellas te escogen a ti. Y si algún día llegas a tener una relación duradera con alguien no será porque es la 'adecuada', sino porque tú la transformaste en eso tanto como ella te transformó a ti. Recuerda que todo es relativo, por lo tanto la perfección es sólo un sueño que nos sirve para vivir mejor y trazarnos metas. Sé que muchos te dirán que eres un aguafiestas por pensar así, y que estas ideas no tienen nada de romántico, pero no les hagas caso. Es mejor vivir sin esperanzas que ser esclavo de una falsa ilusión.

Ay Nietzsche, Nietzsche. Las cosas que he dicho en tu nombre. Las etiquetas que me he ganado por tratar de entenderte. Leer lo que uno escribió hace años es toda una terapia.

Qué bueno es volver a casa.

Los dejo con el primer capítulo del Túnel de Sábato. Que lo disfruten.




1 comentario:

  1. Muy reflexivo

    todo se basa en nuestro egoísmo

    si no fueramos egoístas no tendríamos autoestima

    y si no tenemos autoestima

    no amariamos

    el amor es el egoísmo de dar y recibir

    saluos mi apreciado xDD

    ResponderEliminar